La Perla

Positiu: Mejor paella y arroz caldoso de Barcelona en serio. Es un poco costoso pero vale la pena.

Positiu: Pésimo establecimiento

Negatiu: Desde que no están los antiguos familiares, este restaurante ha bajado mucho en cuanto a atención a los clientes, calidad y elaboración en la comida. Se nota que falta del cocinero jefe Ramón Serra Porta, que desgraciadamente ya no está entre nosotros. La calidad de los platos ya no son los mismos. La atención prestada por el profesional Jesús Serra Souto, camarero de la Perla y hermano de los actuales dueños, que dedicó 23 años a tirar del negocio como solo un hijo puede hacer por el negocio familiar. Su mejor mejor salón, el único espacio con aire acondicionado, se ha convertido en un cuarto para trastos y jugar a videojuegos. Dejando el salón principal solo para la atención a los clientes, sin aire acondicionado y la cocina abierta no le ayuda nada en verano, ya que el calor es tan grande, que resulta un verdadero infierno comer allí.

Positiu: Personas pésimas. Ladrones.

Negatiu: Mi marido es Jesús Serra, hermano de los actuales dueños de La Perla BCN, conocido entre los clientes como Chus; donde trabajó durante 23 años. Mi suegro ha fallecido hace 1 mes desgraciadamente y les ha faltado tiempo para deseredarle. Empezó a trabajar en la Perla con 14 años 10h diarias x 6 días a la semana = 60h semanales sin contrato, cobrando una pequeña parte de las propinas y no fue hasta los 25 años que empezó a cobrar un sueldo por su trabajo. Adjuntaré nóminas vergonzosas de lo que cotizaba. Durante sus años trabajados allí, siempre cumplió con su trabajo un 150%, pero para su hermano mayor nunca fue suficiente, exigiendo siempre más, burlándose de él y de su mujer por ser cubana. Esto acabó a sus 37 años con una depresión bestial que lo hundió durante 2 años sin poder trabajar. La indemnización fue de risa contando sueldo del mes, vacaciones no disfrutadas y paga extra de verano, un total de 8000 € x los 23 años trabajados. Se fue con una mano delante y otra detrás, sin derecho a paro, ya que lo tenían como autónomo porque les iba mejor a nivel fiscal y se ahorraban mucho dinero. Sólo quiero que conozcan su historia y puedan compararla con las mentiras que corren a través de sus bocas. Las mentiras tienen las patas cortas. Desde que mi marido se fue, la Perla nunca a vuelto a ser la misma; ejemplo de ello, es el salón cerrado que nunca más han podido volver a abrir. Ese salón es el mejor lugar del restaurante para comer, ya que dispone de tranquilidad y el único aire acondicionado del local. Ahora no es más que un espacio para almacenar trastos. Actualmente somos económicamente independientes y autosuficientes. Yo soy enfermera y mi marido actualmente, trabaja de conductor de autobús. No necesitamos nada, gracias a nuestro esfuerzo. Pero sentimos un gran dolor por la exclusión y el rechazo de mi marido en el legado de su padre. Les deseo mucha suerte, ya que el karma no perdona y tarde o temprano acaba haciendo justicia con mano dura.