1902
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1902

El Café Modernista, una terraza única.

Dentro del recinto del Hospital y perteneciente a Grupo Sagardi, El Café Modernista 1902 es un lugar único para disfrutar de una buena terraza y de un espacio único. Con una oferta basada en una cocina tradicional, ofrece varias opciones según la hora del día, cubriendo desde el desayuno hasta la cena. Si el tiempo acompaña, su terraza es agradable para tomar un buen vermut o incluso para comer al estar a los pies del Hospital, en una zona peatonal. En su carta veremos que no falta nada de lo más clásico, parece diseñada en consonancia con el entorno: Ensaladilla Rusa Gilda, la Bomba de la Barceloneta, Croquetas de Jamón y patatas bravas son ideales para la hora del vermut Si buscamos algo más contundente, ir a tomar un Brunch "a la catalana" es casi imprescindible. Hay que aprovechar el formato anglosajón para tomar unos Huevos Estrellados con Jamón Ibérico.El producto es uno de sus grandes fuertes. Elaboraciones que se hacen con producto fresco y de calidad que garantizan un acabado redondo. Sus precios son muy acordes con su oferta.

Palosanto
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Palosanto

Palo Santo, un buen tapeo en el Born

En Restaurante Palosanto encontraremos un buen tapeo, normalmente como platillos a compartir. Un formato en auge que además donde está ubicado el restaurante es de agradecer ya que su cocina es non stop. El local es agradable, con buena decoración en el que se combinan mesas de diferentes alturas, colores naturales y blancos .Tiene una carta bastante variada en la que la cocina mediterránea y la internacional se conjugan.Pude probar algunos de ellos como sus tacos de atún marinados con quinoa y cebolla de Figueras muy recomendables y de buen tamaño, justo uno por bocado. Otra de nuestras elecciones como entrantes fueron unos calamares a la plancha con ajo y perejil. Una elaboración sencilla, la idónea para lucir el producto era fresco.Continuarmos con otro de los platos que tan en alza están:un steak tartar. Bien aderezado y servido con patatas fritas y tostadas para acompañar la carne. El steak según definen en su carta es de filete de ternera y, para haceros una idea del tamaño, son 180 gramos. Sus postres son caseros y os recomendamos que los probéis. La elección será cuestión de gustos, pero tanto su tatin de manzana y crema fresca y el bizcocho moscovado, helado de canela y géle de amaretto son muy recomendables.

Takenori Mito Daruma
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Takenori Mito Daruma

Auténtico japonés sin pretensiones

Daruma abrió sus puertas en 2013 y poco a poco se ha ido haciendo un sitio entre los buenos japoneses de barcleona. Ubicado en la calle Villarroel, entre Londres y París, es un restaurante que recomiendo mucho!Lo llevan dos excocineros del Yashima, y el Kibuka. Takenori Mito Daruma tiene un Teppanyaki (una plancha con barra alrededor donde te cocinan enfrente tuyo) muy chulo donde se puede pedir menú degustación o a la carta. La decoración de Daruma es bastante simple, sin mucha gracia ni detalle pero no está mal. El local está limpio, es nuevo y bastante grande.La variedad y calidad de la comida son super buenos. Os recomiendo que probéis variado de Makis, Nigiris y Sashimi y el Tataki de atún: bueníiiiiisimos. El pez mantequilla: un "must". También las almejas al Sake, el Nigiri de Vieira, y el arroz con marisco! La relación calidad precio está genial! Se puede comer por 25€, o cenar con vino por 30-35€. El menú degustación del teppanyaki cuesta 45€ Ah, y a mediodía tienen menú del día por menos de 15€.

Thai Barcelona Royal Cuisine
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Thai Barcelona Royal Cuisine

Restaurante thai muy romántico

Thai Barcelona - Royal Cuisine: restaurante ideal para los fans de la cocina tailandesa: situado en la calle Diputación con Paseo de Gracia, es un restaurante muy auténtico. Cuando entras parece que te encuentres dentro de Tailandia.La decoración es impresionante. Está totalmente ambientado en Tailandia y está rodeado de cientos de plantas y flores, y mucha madera alrededor. También tiene las típicas mesas thai, muy bajitas, en las que comes a ras de suelo. Muy poca luz, y un ambiente muuuuuuuuuuuuuuy romántico.Ah, tiene una terracita en la misma calle Diputación.Os recomiendo sí o sí:Khung Pom Pha: colas de langostino envueltas en una pasta crujiente con un toque de cacahuete.Paneng Nua: filetes de tapa de ternera al cremoso curry rojo.Kio Wan Khung: langostinos al curry verde muy cremoso acompañados de verduras al dente.Kai Pad Metmamuang: salteado de pechuga de pollo fileteado con hortalizas, setas negras, piña y anacardos.El precio no es económico, yo creo que si comes bien y con vino, no baja de los 30€.Thai Barcelona - Royal Cuisine, muy auténtico restaurante tailandés en el Eixample, romántico e ideal para parejas o para tener una tranquila velada.

Bambarol
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Bambarol

De lo mejor de Barcelona en cuanto a relación calidad - precio.

Bambarol es un restaurante de mis preferidos que abrió sus puertas en Bcn en 2013. Desde sus inicios, tuvo muchísimo éxito. Los chefs son los dueños del restaurante, y son ex – jefes de cocina del Saüc Ferrán Maicas y Albert Ferrer. El concepto de la cocina de Bambarol, son tapas y platillos con un toque diferente, con una buenísima relación calidad precio. Para mí, de las mejores de Barcelona! El local de Bambarol es lo más flojo que tiene. No es que sea feo, es nuevo, pero está decorado con poco gusto, la verdad. El servicio de Bambarol es muy bueno, los camareros super simpáticos y divertidos, cada día te cantan los platos del día y repasan contigo la carta. La carta cambia bastante, según la temporada. ESTÁ TODO DE MUERTE!!!!!!!!! Yo he ido mil veces, os pongo aqui los platos que más me gustan y que suelen estar fijos en la carta: Tataki de salmón con aguacate: muuuy bien hecho.Ensaladilla rusa bestial, con el atún aparte, de mucha calidad.Tarta de queso riquísima! : esponjosa, ligera y con mucho sabor.

B Lounge
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B Lounge

Genial Brunch dentro del Hotel Barceló Raval

El Brunch del hotel Barceló Raval es uno de los mejores que he probado en Barcelona, y muy completo por su precio. Cuando llegas, te hacen un tour por todo el restaurante explicándote todas las secciónes: salado, embutidos, dulces, bebidas... Más tarde te ofrecen un cocktail de bienvenida: a escoger entre el Bloody Mary (genial para las resacas) o una Mimosa (cava con zumo de naranja)Después, puedes degustar cualquier cosa del Buffet libre de aperitivos, sopas, ensaladas, diferentes panes con embutidos, quesos, mogollón de repostería y bollería, frutas…muchísima cosa!Para terminar, te sirven en la mesa o bien Huevos Florentine o bien Benedict. Los Huevos Los Florentine son huevos poché con espinacas, buenísimos. Y los Benedict, son también huevos poché con jamón dulce, cubiertos con Salsa Holandesa (salsa a base de huevo, mantequilla y limón).Para amenizar la velada, hay buena música de fondo, pinchada por un DJ que pone música retro. Muy guay.Y todo por 25€, super bien para mi gusto!!

Isabella's
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Isabella's

Italiano con mucho encanto en Sarriá

Isabella's es un restaurante italiano de Sarriá, al que voy desde hace años y nunca falla: buen ambiente, producto y servicio.El restaurante Isabella’s es muy acogedor, tiene una terraza muy agradable en la calle Ganduxer y está decorado un poco al estilo barroco con candelabros, espejos antiguos, cortinas de terciopelo…El ambiente es bastante selecto, siempre te encuentras gente "guapa" y "fashion". Si os queréis dejar ver, Isabella's es vuestro sitio. En cuanto a la comida, típica italiana de calidad: antipasti, pastas, risottos, pizza... ¡Carnes buenísimas también! No os perdáis la burrata Isabella’s con rúcula y tomate semiseco, el carpaccio de calabacín con mermelada de tomate y piñones y la tagliatta de ternera con parmesano.En cuanto al precio medio: 35-40€/persona.Isabella's: un restaurante italiano en Sarriá, con mucho encanto, ambiente, buenísima calidad e ideal para una comida o cena animada. Perfecto para parejas y cenas de amigos.

BarcelonaMilano
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BarcelonaMilano

Buena combinación de tapas españolas e italianas

El restaurante BarcelonaMilano abrió sus puertas en el verano de 2014. Restaurante perteneciente al Grupo l’Olivé (Paco Meralgo, L’Olivé, Barceloneta, Tuset), está ubicado donde estaba el antiguo restaurante Vinya Roel (en la calle Villarroel entre Londres y París).El concepto del restaurante BarcelonaMilano es de tapas españolas e italianas, en un local moderno, muy amplio, dividido en varios ambientes diferentes que hacen que no dé la sensación de estar en un lugar demasiado grande. El sitio es acogedor a la vez que moderno. BarcelonaMilano es también enoteca, ya que tienen más de 400 referencias de vinos de todo el mundo. Durante el mediodía ofrecen un menú tipo buffet libre por 21€ que está muy bien.En BarcelonaMilano ofrecen medias raciones, por lo que os aconsejo que pidáis unos 3 platitos por persona.Todas las tapas son muy buenas, en especial reomiendo el rabo de toro con pur, la ensaladilla rusa, la burratina, el tartar de aguacate, tomate y ventresca, el risotto de setas y también el surtido de setas con huevo y patata.Os gustará!!!

Bimba's
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Bimba's

Buena trattoria con genial terraza en Sarriá

Bimbas es un restaurante al que yo voy mucho en la zona de Sarriá, encima digamos del Hospital de Barcelona (Diagonal-Numancia). rnBimba's es un restaurante que nunca falla, no es que sea el mejor de Barcelona pero el producto es bueno, también el servicio y el local mola. rnBimba's tiene una terraza tranquila y romántica, mesas redondas y una terraza muy amplia y agradable y tranquila. rnEl ambiente es bastante joven, tienen DJ de jueves a sábado, y ofrecen servicio de cocina ininterrumpida. Cierran bastante tarde así que es perfecto para ir luego a tomar unas copas.rnLa carta del Restaurante Bimba’ses bastante extensa, con ingredientes de primera calidad y que se basa en pescados, pastas y carnes.rnLa comida es típica de una trattoria: ensaldas, entrantes, carpaccios, pasta, pizzas, carnes y pescados. Todo buenísimo. rnRecomiendo especialmente el carpaccio de calabacín con aceite de oliva y sal Maldon, y cualquier sugerencia de la semana. Ahora también hacen sushi, y muy bueno!! rnAh y tienen una tarta de chocolate sin harina, perfecta para celíacos, que está que te mueres!

Ca l'Isidre
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Ca l'Isidre

Un clásico de toda la vida que nunca falla.

Ca l'Isidre es un restaurante clásico restaurante de hace más de 40 años situado en el barrio del Raval de Barcelona. Ideal para ocasiones especiales :).rnIsidro Gironès y su familia dirigen este espectacular restaurante desde 1970. Isidro acude todas las mañanas personalemente al mercado de la Boquería a comprar para sus clientes el mejor y más fresco de los productos. rnEn su restaurante se ofrece por ello una de las mejores cocinas de mercado de Barcelona sin lugar a dudas. rnEl local muy muy clásico, elegante pero un poco "carca". No esperéis un lugar cool y con decoración moderna. Todo lo contrario. Por eso, es ideal para ir en pareja, en familia y en comidas de trabajo.rnLa cocina que ofrece Ca l'Isidre es tradicional y de mercado 100%. Producto siempre de la mejor calidad. Ca l'Isidre tiene una bodega bestial, y la repostería de la casa es también increíble. Todo lo que he probado siempre es 10: todos los platos con trufa en temporada, igual con las setas, los canelones son muy famosos.. pescados exquisitos.. todo! Ah! también las croquetas de jamón de jabugo y el atún “Balfegó”.

9Reinas Gourmet
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9Reinas Gourmet

Pequeño restaurante argentino romántico en la Zona Alta de Barcelona

El Restaurante 9 Reinas Gourmet se encuentra en la calle Ganduxer de Barcelona (Zona Alta, cerca de Cinesa Diagonal).rn9 Reinas es un grupo de restaurantes argentinos de Barcelona y alrededores, tienen 4: e más conocido es el de la calle Valencia de Barcelona, también tienen otro en Sant Cugat, uno en Sant Just Desvern en el centro deportivo Can Mèlich y 9 Reinas Gourmet en Ganduxer, el más pequeñito y acogedor. rn9 Reinas Gourmet tiene una tienda de productos Argentinos Gourmet en su interior, de ahí el nombre. rn9 Reinas Gourmet ofrece buenísimas carnes argentinas, tanto degustar en el restaurante como para llevar a casa.rnEl local es pequeñito: tiene un par de mesitas en un espacio muy íntimo en el entrada, a modo de terracita-porche. En la parte de la tienda tiene otro par de mesas, y al fondo de todo, tiene un comedor con unas 4-6 mesas más de 2 personas cada una.rnFuera tiene una terraza que da a la calle Ganduxer, en la que caben unas 8 personas.rnPara una velada tranquila o romántica, os recomiendo las mesitas de la entrada-porche.rnLa cocina que ofrecen es 100% argentina (carnes y entrantes básicamente). La calidad de la carne es excepcional, y el resto de platos son también buenísimos. rnEl Steak tartar es buenísimo, de los mejores que he probado. También el Bife de chorizo, es súper recomendable. Y sí o sí de postre os recomiendo el volcán de dulce de leche. rnEl servicio de 9 Reinas es super atento. El precio medio ronda los 35€-40€/persona con vino. En mi opinión, muy buena relación calidad precio. rn9 Reinas Gourmet: restaurante argentino con pequeña tienda Gourmet en su interior con un ambiente muy íntimo y tranquilo.

Abrassame
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Abrassame

Impresionantes vistas a Barcelona en la última planta del Centro Comercial Las Arenas

Abrassame es un restaurante ubicado dentro del Centro Comercial Las Arenas (la antigua plaza de Toros de Las Arenas de Barcelona). Concretamente se encuentra en la zona de restauración del Centro Comercial, en la terraza del último piso. Una zona con unas preciosas vistas de Barcelona.rnEl restaurante Abrassame, como su nombre indica, está especializado en comida a la brasa. Por esa razón, en su cocina vista podéis ver la enorme brasa donde se cocinan sus pescados y carnes.rnEl local de Abrassame de Las Arenas está dividido en varias zonas. rnPor un lado, se encuentra la zona más exterior con vistas a Plaza España. Es una zona bastante amplia. rnTambién podéis ir a la zona de la barra y de la cocina vista, una zona muy grande. rnDespués podéis encontrar un espacio más pequeño con unas 6 mesas, la zona que me pareció la más íntima.rnPor último, encontramos un reservado con una mesa grande que se puede convertir en 2 reservados más pequeñitos, para cenas de grupo.rnEn cuanto a la comida de Abrassame, se basa en brasa y cocina de mercado. rnBuenísimo el carpaccio de mango, jamón y foi, también el Tataki de atún y el Filete con foiernDe postre, no os perdáis el Carajillo de Baileys: gelatina de café y mousse de baileys.rnEl servicio es muy profesional, amable y atento. rnAbrassame es un restaurante diferente, con excelentes vistas, y buena comida en la Plaza España de Barcelona.

Arturo
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Arturo

Auténtico restaurante en Sants

Arturo es un restaurante ubicado en una callecita desconocida de Sants. Es un restaurante de auténtica cocina catalana de mercado. rnLa comida es espectacular: cocina de toda la vida con producto exquisito. Patatas “esparracades” con huevo y ceps, garbanzos con chipirones o con espardenyes, carnes espectaculares...son algunos de los platos típicos de Arturo. rnArturo ofrece también “desayunos de tenedor", de lunes a viernes de 8:30h a 12h: platos que siempre van cambiando pero normalmente podéis encontrar capipota, bacalao, callos, tortillas etc…rnAmbiente super familiar, te atienden los hijos de Arturo, que inició el negocio hace más de 40 años. rnEl local es bastante sencillo, muy normal, pero lo demás (cocina y trato) lo compensan. rnUno de mis preferidos: se come genial, cocina sencilla de calidad 100, local sin pretensiones y trato super familiar y amable.

Pepito
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Pepito

Pepito

Aunque muchos de los restaurantes que de repente se ponen de moda –véase estilo Lázaro Rosa Violán– puedan parecer sólo lugares bonitos, para juzgar hay que probar y a eso me dediqué yo la semana pasada con Pepito, de quien llevaba oyendo hablar desde hacía varios meses. A primera vista, el interiorismo -que bien podría estar firmado por el omnipresente decorador ya que es obra de uno de sus discípulos- promete efectivamente que aquí se cuidan los detalles y que ha sido creado para gente guapa. Lo que está por ver es si ahí queda todo o si, por el contrario, hay de donde exprimir. El servicio se muestra rápido y atento desde el primer momento. Me presentan las sugerencias del día junto con la carta, del todo informal, sin complicaciones, pensada para compartir y no muy extensa. Lo cierto es que todo tiene buena pinta: platillos para pica pica, ensaladas, algún pescado, carnes gallegas y hamburguesas, huevos y, cómo no, los famosos pepitos (5 variedades). La escueta carta de vinos ofrece referencias nacionales (algunas por copas) y ninguna sorpresa. Me acomodo en mi butaca y disfruto tranquilamente de mi comida. Para picar, el festival de chips vegetales (plátano, patata, yuca y boniato) con guacamole y babaganouche (5,80€). Las chips muy buenas todas excepto las de yuca, un tanto insípidas y muy aceitosas. El babaganouche (berenjena ahumada) excelente, no tanto el guacamole, que peca de un exceso de cilantro y lima que no liga bien con el frito de las chips. Las dos, eso sí, un pelín frías de nevera, les falta un poco de reposo antes de servir. De segundo hago honor al nombre del restaurante y a su especialidad con el Pepito Puig con lechuga, tomate al horno, queso brie y mostaza de higos (13,10€). La carne es deliciosa, macerada previamente con un punto de pimienta y cocinada al horno al punto que el cliente desee. El sabor liga muy bien con los ingredientes que lo acompañan. El pan de coca crujiente, muy bueno. Muy recomendable y, además, fácil de comer con las manos. Para el postre me decanto por un clásico cheese cake (5€), muy gustoso pero escaso y un poco frío. La comida transcurre con buen ritmo y la espera justa entre plato y plato. Al terminar, contento de haberle dado una oportunidad a Pepito, me permito recrearme en el entorno, acogedor, con luz tenue, cómodas butacas y sofás… me doy cuenta de que, sin duda, el mejor momento para visitarlo es por la noche (sirven además cualquier tipo de cocktail que se te antoje, antes o después de la cena), así que pienso seriamente en volver en pareja o con amigos un fin de semana en plan informal y sin grandes pretensiones gastronómicas. El precio (en total pago 27€, sin vino) no me parece del todo exagerado teniendo en cuenta que estoy en un restaurante de moda y, guste o no, eso se paga independientemente de si la comida es buena o no. Calculo que una cena un poco más espléndida, con alguna buena carne, algún cocktail y vino, rondará los 40-45€.

Els Tres Porquets
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Els Tres Porquets

Els 3 Porquets

Hace ya unos cinco años, los hijos de los propietarios del mítico Can Pineda abrían un restaurante de platillos conocido por la calidad de la materia prima que utilizan. Los primos Marc i Xavi apuestan por el mejor producto local para ofrecer una interesante cocina de mercado teóricamente apta para más bolsillos que la que sus padres ofrecen a tan sólo 500 metros. Aunque a pesar de tener reserva nos hacen esperar unos 20 minutos para sentarnos, lo cierto es que el servicio es desde el primer momento rápido y eficiente. Sólo dos camareros –con la ayuda del cocinero que vamos viendo fuera de la cocina explicando algunos de los platos a los clientes que así lo requieren- cubren la sala que, aunque de dimensiones más bien reducidas, está prácticamente llena. El espacio es una mezcla de taberna y bistrot, de ambiente totalmente informal, agradable y acogedor, bien iluminado y decorado con botellas antiguas por todas partes. Las mesas, altas y bajas, forradas con cajas de botellas de vino, están ocupadas por familias con hijos adolescentes, turistas de más de 30-40 años, parejas de mediana edad… Al ser sábado, no hay sugerencias del día, así que nos centramos en la carta, escrita en una gran pizarra y dividida en 5 apartados –para empezar, lsa de siempre, de la tierra al plato, las cazuelas y mar Mediterráneo-, cada una de ellas con 8-10 platos de inspiración tradicional. Por otro lado, la carta de vinos y cavas nos la presentan en un IPad, 25 páginas y más de 500 referencias. Además, 11 vinos para pedir por copas. De entre los 3 que nos recomiendan, nos decantamos por el Santa Cruz Artazu 2009, 100% garnacha (36.50€). Para empezar nos traen pan de coca con tomate (4,50€ la ración), y enseguida podemos dar cuenta de nuestra elección de platos, que llegan al a mesa con muy poca espera entre unos y otros (cambio de platos sucios incluido). Las croquetas dels Porquets (6€, 4 unidades) vienen con una presentación original. Un puntito de picante, con chorizo. Buenas. El carpaccio de alcachofas con jamón (7,50€) nos parece a todos muy correcto. Las alcachofas cortadas finitas, el jamón excelente, buen punto de pimienta, quizás aceite crudo en exceso. Las navajas del Delta (15,50€) buenísimas, con el punto justo de cocción. Gran fallo con los chipirones minis salteados con habitas verdes (invitación de la casa): tienen arena. Los huevos (o mejor el huevo) de Calaf con jamón y patatas chips caseras (11,50€) muy bien. Buenas tanto las patatas como el jamón, pero este último algo escaso. Los canelones de Roger de magret de pato con crema de foie (14€) llegan a la mesa un poco fríos. La textura es buena pero la salsa no tiene nada de especial, ni siquiera se nota el foie. La carne de pato sabrosa pero cortada demasiado fina. Los hatillos de col y carne de Can Pineda a la pimienta verde (10€), fantásticos en textura, sabor y punto de pimienta. Otro desacierto con el alambre (12€). Tiras de ternera con pimiento rojo, calabacín, cebolla, tomate y queso fundido con un punto picante: demasiado salado. Así se lo hacemos saber al servicio, que se excusa diciendo que el plato es así. No nos convence… De los cinco postres que nos cantan escogemos dos. Las bombitas de chocolate (2,50€) la unidad). Muy buenas, con chocolate negro caliente como relleno, el sabor de cacao envolviendo el hojaldre crujiente. La torrija (6€) un poco fría, pero con buen sabor y su azúcar quemado por encima. Terminamos con un poleo menta de calidad (2.50€) y un chupito de whisky Glenros (4.50€). La experiencia ha sido un poco bipolar. Por un lado, la valoración general de la comida es positiva, pero aun así los precios nos parecen demasiado elevados teniendo en cuenta las raciones servidas (la cuenta sale a unos 50€ por persona), es decir, el restaurante es, según nuestra humilde opinión, apto para sibaritas a quien no les importe pagar lo que sea por una buena materia prima.

La Plassohla
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La Plassohla

Ohla Gastronomic Bar

Hacía tiempo que tenía ganas de ir al gastrobar de Xavier Franco, chef estrellado de uno de mis restaurantes favoritos en Barcelona, el Saüc -desde hace cosa de un año también situado en el fantástico Hotel Ohla, justo encima del espacio del que hoy quiero hablar. Ubicado en los bajos del hotel, en plena Via Laietana, el espacio es moderno pero cálido, muy acogedor, y a la hora de comer está inundado de luz natural. La larga barra de madera –desde donde se ve cómo trabajan los cocineros- preside el restaurante, en el que también se puede comer en sus cómodas mesas junto a la cristalera. El servicio, joven y dinámico, trabaja con rapidez y amabilidad y se muestra totalmente predispuesto a hacer de mi almuerzo por lo menos un rato de lo más agradable. Empiezo con las patatas bravas de la casa. Muy buenas, al punto pero a mi gusto –reconozco que quizás soy demasiado crítico con esta especialidad- les falta ‘bravura’. Las croquetas de pollo y bacalao excelentes, especialmente las últimas. Los hatillos de queso resultan un plato ideal para compartir y, con una base de cebolla caramelizada, me parecen muy bien resueltos. Los mejillones a la brasa con salsa marinera frescos, muy muy buenos. Sin duda, Franco apuesta por una cocina inteligente y efectiva. La ración de steak tartar con helado de mostaza dulce es muy pequeña, pero a su favor debo decir que incluso las tostaditas que lo acompañan valen la pena, se nota que detrás de su elaboración hay alguien que sabe de qué va esto de la cocina. Eso sí, no es del todo adecuado para aquellos a quien no les gusta el picante. A la hora de los postres, me decido por las torrijas de Santa Teresa con helado de vainilla. Tardan un poquito en servirlas pero la espera se justifica rápido: no las hacen fritas sino caramelizadas. La acertada variación consigue un resultado sublime. Mientras acabo mi ágape con un café, proceso toda la información. Algunos de los platos me han recordado grandes momentos en otros restaurantes. Las bravas al Bohèmic, los postres al Gresca… Sin llegar a aquel punto de gloria de esos momentos memorables, el Ohla llega muy alto. La relación calidad-precio es óptima. La cuenta sale a 38,40€ (vino incluido), aunque por 30€s se puede comer de maravilla e incluso hay un menú por 22€. Estoy seguro de que repetiré en este gastrobar en el que, doy fe de ello, se sirve alta gastronomía en pequeño formato. Ver restaurante

Casa de Tapes Cañota
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Casa de Tapes Cañota

Casa de Tapes Cañota

Saber de antemano que son los hermanos Iglesias del mítico Rías de Galicia (también asociados con Ferran Adrià en Tickets) quienes están detrás del restaurante pone las expectativas muy altas en mi primera visita a Casa de Tapes Cañota. Lo primero que me sorprende al entrar en el local es su puesta en escena. Si no supiera que lo que había sido la brasería contigua al Rías fue renovada a finales del 2011 para convertirse en la versión ‘low cost’ (que no ‘low quality’) de su hermano mayor, no podría decir si se trata de un restaurante nuevo o si por el contrario carga a su espalda muchos años de historia. Aunque todo parece nuevo, lo cierto es que recuerda a los restaurantes de antes. Es un sitio auténtico y desenfadado en el que la palabra clave es ‘casa’, pues te sientes muy a gusto, como en casa, valga la redundancia. Desde el momento en que te traen la carta –el servicio es alegre, atento, cercano y rápido- se nota que lo que quieren es que te lo pases bien. Se respira cierto aire de cachondeo que no debe inducir a errores: ir de tapas es ir a pasarlo bien pero no significa comer mal. Nada más lejos de la realidad, aquí se come bien y de verdad. La ambientación me recuerda al show del Tickets pero a otra escala, claro. Hay un cortador de jamón en medio del espacio y una casita de helados, y curiosos dibujos decoran el interior y las dos terrazas. Si tengo que encontrar un ‘pero’ al ambiente diría que es un poco ruidoso. Pasando ya a lo que verdaderamente nos importa, la carta es extensa pero sin pasarse. Veo carnes, arroces, pero sobre todo tapas, cómo no las grandes estrellas del lugar. Después de hacer mi elección –con la que intento hacerme una idea general-, me traen dos rebanadas de pan de payés tostado con tomate de colgar (ojo que lo cobran 1,50€), y la copa de vino blanco (3€) y botella de agua que he pedido. Aquí la caña cuesta sólo 1€, un chollo para los cerveceros (no es mi caso). La croqueta de jamón ibérico (1,20€) es realmente cremosa y para nada se parece a la croqueta del típico bar de tapas. Pero cuando verdaderamente me empiezo a dar cuenta de las intenciones del restaurante es con las patatas bravas a la gallega (4,20€), no fritas sino cocidas y al horno y con una espectacular salsa de Albert Adrià y un alioli muy ligero, ideales para compartir (aunque no es mi caso, no me arrepiento). Culmino mi ágape con un sublime arroz caldoso con nécora (14,80€) bien merecedor de mis alabanzas. Suculento, gustoso y muy generoso. De esos platos que al verlos piensas ‘esto no me lo acabo’ pero que sin darte cuenta ya no queda ni un grano de arroz. Eso sí, no me queda apetito para el postre… Pido la cuenta (menos de 30€) y me invitan a un Gilimonger, un licor casero de fruta de la pasión que pasa muy bien. Me quedo con ganas de probar las gambas, las anchoas de Lolín, los mejillones al vapor con vino blanco, la cajita de fritos y la burgerbull (hamburguesa de rabo de toro con rúcula, queso havarty y mayonesa en su jugo). Lo dejo para cuando vuelva acompañado, que seguro será pronto (no sé si en pareja, con amigos o con la familia, no importa porque el lugar es perfecto para todas las ocasiones). Me marcho muy satisfecho de la experiencia, creo que el restaurante es una visita obligada para todo el mundo (además es perfectamente apto para todos los bolsillos), pero en especial para aquellos que creen que comer bien y pasárselo bien tienen mucho que ver. Mis más sinceras felicitaciones. Esto sí es hacer bien las cosas. Ver restaurante

La Clara
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La Clara

La Clara

El letrero de La Clara reza un escueto “Bar-Tapas-Restaurante” que no engaña a nadie. Nada más entrar me topo con una barra de bar, concurrida y agitada, que paso de largo como si no tuviera nada que ver con el restaurante. El local tiene forma de herradura, así que en cuanto llego al fondo del pasillo, donde la gente charla animadamente mientras engulle algunas tapas, un leve giro me transporta a la parte que realmente me interesa, el restaurante. Está decorado en tonos blancos y negros y un gran espejo preside la pared más grande. También veo una pantalla de televisión. Se nota que es nuevo, o por lo menos que ha sido renovado totalmente hace muy poco y, aunque noto que los dueños han querido impregnarlo de diseño y líneas modernas, a mí me sigue resultando tan acogedor como La Clara de l’Ou, el restaurante que anteriormente ocupaba estas paredes. Sin duda acogedor a la vez que elegante.Por una vez en la vida no me cuesta apenas planificarme la comida. La carta no es muy larga y el milhojas de foie con huevo frito me está llamando a gritos desde que lo he visto. En cambio, la carta de vinos es súper completa. ¡Parece un libro! Ahí voy a tener más problemas. Tomaré el magret de pato con frutos rojos de segundo así que optaré por un tinto joven para acompañarlo. Para ir abriendo boca, pido una ración de pan de coca con tomate, un clásico que no suele fallarme. Me lo traen ipso-facto –confieso que el servicio es de los más rápidos que he visto últimamente –. Supongo que lo de servir tapas rápidas en la sala de al lado influye en el resto de la cocina. Es mi primer contacto con la comida de hoy y sin duda muy acertado. El pan de coca está buenísimo y me recuerda el que probé hace unos días en el Paco Meralgo.Enseguida tengo ante mí el milhojas de foie con huevo frito, o al menos eso me asegura el camarero cuando le pregunto y es que lo que ven mis ojos es algo más parecido al Big Mac de un McDonald’s. Desde luego no tiene el aspecto que me había imaginado pero, como se suele decir: “las apariencias engañan” y esta vez he caído en la trampa. En cuanto le doy el primer mordisco respiro tranquilo: ¡está riquísimo y mi plato queda limpio en menos de cinco minutos!La espera del magret me tiene en vilo. Me preparo para un nuevo choque visual pero, como ya he comentado, el servicio es rápido en La Clara y tampoco tengo tiempo de darle muchas vueltas al asunto. Cuando me sirven el magret compruebo, aliviado, que tiene aspecto de magret y viene acompañado de manzana. Está bueno. Quizá le falta espíritu pero es correcto.Tengo un poco de prisa así que decido saltarme los postres y voy directamente al café mientras intento valorar la experiencia. Cocina correcta a un precio correcto. Pero quiero dejar claro que La Clara no me parece para nada un restaurante más. Creo que es sin duda un lugar a tener en cuenta y donde se puede comer muy a gusto por un precio más que adecuado. Está a un paso de ser un lugar de referencia y para mí es cien por cien recomendable.

Tik Asian by The International Kitchen
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Tik Asian by The International Kitchen

Sindur

Lo primero que llama la atención al entrar en este pequeño restaurante –la verdad es que me lo imaginaba bastante más grande- es que no se trata del típico hindú cargado de adornos, tallas, budas y dorados. Al contrario, a primera vista el local tiende más a restaurante de negocios que a restaurante tradicional, supongo que por su decoración moderna en tonos oscuros -donde predominan los grises, el negro y los granates-, y a la ausencia prácticamente total de madera. Tenía que haberme tomado un poco más en serio el eslogan del Sindur: “Fine Indian Cuisine”. Si la comida no es del montón ¿por qué iba a serlo su ambiente? Una vez dentro, me queda claro que en Sindur no han dejado nada al azar y que, efectivamente, no es un hindú más. El local me resulta exótico a la vez que coqueto, moderno, elegante y además confortable, algo muy de agradecer porque lo moderno y lo cómodo últimamente no siempre van de la mano. Sólo hay una cosa en este ambiente tan zen que me disgusta: las servilletas son de papel. ¡No pegan! El personal del restaurante me da la bienvenida muy amablemente. Son educados y muy atentos y, si a eso le añadimos la música que suena de fondo, suave y relajante, uno se siente muy lejos de la oficina. Sin duda, esta comida me servirá para desconectar más que nunca. Me siento en una mesa de dos y pido la carta. Tras un breve vistazo –veo platos realmente curiosos e innovadores- hoy opto por escoger el menú del día. Hay gambas, pollo, una gran variedad de verduras… pero acabo eligiendo el cordero como plato principal. Mientras espero a que me lo sirvan me llevo la segunda desilusión: el vino tinto del menú no vale mucho. Es lo que tiene renunciar a la carta. El plato principal en cambio sí me resulta interesante. El cordero me lo sirven como si fuera un plato combinado a base de cinco terrinas y un pan de pita. Lleva arroz como acompañamiento y, una vez probado en todas las salsas, la verdad es que está realmente bueno. Mientras me dispongo a abonar la cuenta, me doy cuenta de que hay poca gente en el restaurante para ser viernes al mediodía. Apenas hay cuatro mesas ocupadas. Y es entonces cuando decido que Sindur se merece otra visita por mi parte. Pero una nocturna, para cenar y, si puede ser acompañado, aún mejor. Es un restaurante ideal para una cita romántica y me queda una asignatura pendiente: explorar la carta. Ver restaurante

Can Fusté
Critica
Can Fusté

Can Fusté

Mi reunión de las 12 ha resultado más breve de lo esperado y me presento en el restaurante más bien temprano, por lo que no me sorprende que el local esté poco concurrido. “Mejor”, pienso al ver las tres primeras mesas vacías, “puedo elegir sitio y nadie me estropeará la comida”. Pero cuando de verdad me toca elegir mesa me cuesta decidirme y es que la decoración de este local es cuanto menos que curiosa: paredes blancas y minimalistas por un lado, otras presididas por grandes cuadros, estanterías iluminadas repletas de botellas de colores, un espacio al fondo con toques más rústicos, mesa redonda y vistas a un montón de botellas de vino y a un cartel taurino -debe ser el rincón más solicitado para las reuniones familiares o de amigos-, cuadros apoyados en el suelo y hasta dos enormes vidrieras adornadas con cristales de vivos colores en uno de los laterales me invitan a sentarme. Francamente no sabría cómo definir el estilo, pero me ha quedado claro que el local ha sido renovado recientemente. En estos días que corren “renovarse o morir”, dicen, y Can Fusté es uno de los muchos restaurantes de Barcelona que se han puesto las pilas últimamente. Opto por una de las mesas del fondo. Al instante, uno de los empleados me ofrece amablemente la carta. No parece muy extensa -a priori-, pero al darle una segunda ojeada llego a la conclusión de que tampoco le falta de nada. Así pues, decido catalogarla como “muy correcta” y me debato entre elegir alguno de los platos del día –los han destacado tanto que me ha sido imposible no verlos-, pasar directamente a la carta, o dejarme asesorar por cualquiera de los camareros, todos ellos del país, muy profesionales y atentos. El risotto cremoso de setas, verduritas y parmesano regiano por 21€ me parece una buena elección como plato principal. Ahora sólo me falta buscarle un entrante acorde para acompañarlo, y finalmente me decanto por el carpaccio de buey al pesto y pasta fresca al limón que sale por 15€. Mientras espero el carpaccio -que no debería tardar apenas-, uno de los camareros me sorprende con un chupito de gazpacho como aperitivo mientras otro me planta delante una clásica tostada de pan con tomate. Un detalle que siempre es de agradecer. El carpaccio resulta sencillamente exquisito. La combinación con el pesto es un gran acierto y la presentación no ha estado nada mal. Me pregunto si habré acertado también con el segundo y no tardo en averiguar la repuesta: ¡Bingo! El risotto -en su punto justo- me resulta muy gustoso, cremoso, y viene acompañado de unas verduritas crujientes y una generosa ración de ceps que sólo lo mejoran. Merece un único calificativo: excelente. Poco a poco el restaurante ha ido llenándose de gente, gente mayor, de buena familia –o al menos a mí me lo parece- y también algunos hombres de negocios de buen comer. Algo me dice que muchos de ellos son “repetidores” y creo que yo también acabaré volviendo a visitar Can Fusté dentro de poco. Aún me queda por probar una de sus mayores especialidades: el pescado y el marisco. ¡Otra vez será! Ver restaurante

Coure
5 / 10 Critica
Coure

Coure

Al atravesar el umbral de la puerta de Coure, me encuentro en un espacio elegante decorado en tonos marrones. En seguida me atienden y me conducen a mi mesa. Pido sin pensarlo el menú degustación de 45€+IVA, aunque hay uno por 35€. Me apetecer probar el mayor número de platos posible, ya que muchas personas próximas me han recomendado el restaurante muy efusivamente. El servicio es amable, y pronto me traen pan de elaboración propia, palitos de pipas y curri, aceite y sal. De aperitivo, paté de jabalí. El primer plato es un huevo cocido a baja temperatura con quinoa, cebolla deshidratada y ravioli de queso con caldo de ave. La textura del huevo está especialmente conseguida. En comparación con todos los huevos que he probado, este está realmente al punto. La combinación de gustos es correcta pero no excelente. Se trata básicamente de un alarde de técnica culinaria. Después pasamos a la ostra con crema de moniato, lima y emulsión de jengibre. Aquí sí que pruebo algo diferente. Los sabores son buenos por separado y muy buenos combinados, forman un sabor nuevo, casi especial. Continuamos con la perdiz deshuesada con ceps y espinacas, seguida de la lubina con polenta, café y alcaparras. Muy correcto.   Llegamos al pichón en dos cocciones con risotto de ceps. Simplemente sublime. De repente, recupero la fe justo cuando pensaba que no iba a cumplir con las expectativas. Y cuando llegan los postres (aunque en general no soy gran amante de ellos), me acaban de convencer. La fruta de la pasión, mousse de coco y helado de menta es delicioso. Tan bueno junto como por separado. Para mí, el plato más redondo de todo el menú: original, sorprendente y muy bueno. Realmente de muy alto nivel. Cuando doy por acabado mi menú, me sirven las texturas de chocolate con cerezas al licor. La verdad es que me cuesta emitir un veredicto ya que estoy tan lleno que ni lo disfruto. Como conclusión puedo decir que las buenas críticas del restaurante son bien merecidas. El menú es completísimo y los platos son sorprendentemente generosos por tratarse de una degustación (quizás debería haber pedido el menú de 35€), hay altibajos pero todos los platos superan el notable. Sin duda, Coure es un restaurante que hay que tener en la agenda, ideal para muchas ocasiones como celebraciones especiales o comidas de negocios. Yo seguro que vuelvo. Ver restaurante

Sense Pressa
Critica
Sense Pressa

Sense Pressa

Aunque la fama de este pequeño restaurante no se ha extendido hasta el punto que se merece, lo cierto es que ya empieza a ser difícil reservar mesa –supongo que el hecho de que sólo disponga de 9 mesas también influye, claro–. El caso es que yo reservo de una semana a otra para dos personas a la hora de comer. Nada más entrar, me doy cuenta de que es realmente muy pequeño. Incluso así, entre paredes de ladrillo y botellas de vino a la vista, se respira un ambiente tranquilo y agradable. La mayoría de las mesas están ocupadas por ejecutivos. El servicio se muestra muy atento desde el primer momento. Echo un vistazo a la carta de vinos, un dossier que contiene información sobre todas las denominaciones. Muy correcta, ni muy breve ni muy extensa. La carta, esta vez sí, es más bien corta, pero la oferta se completa con algunos platos que nos canta el camarero. Para picar pedimos unas croquetas que resultan ser de las mejores croquetas de restaurante que he probado nunca, y unas alcachofas rellenas de foie, también muy buenas. Como primero –pese a que en la carta se encuentra en el apartado de segundos-, nos decidimos por los pies de cerdo ibérico a la plancha con aceite de trufa. Nos los sirven acompañados con patatas al horno, muy crujientes y gustosos. El otro primero acaba siendo un risotto de “ceps”, perfectamente presentado sobre una base de queso fundido. Espléndido en todo: al punto, nada pastoso y muy cremoso, como debe ser. Como segundo nos decantamos por el cuarto de cordero lechal asado para dos personas, a pesar de mi escepticismo –fruto de la experiencia en otros restaurantes donde lo sirven más bien seco aún siendo su especialidad. La sorpresa, sin embargo, es del todo grata, pues el plato resulta todo un acierto: la espalda, servida en una cazuela de barro, es tierna i crujiente a la vez, realmente buena. El punto y final lo ponen una tarta de manzana caliente y un soufflé de chocolate caliente, que nos sirven en una mini cazuela. Realmente es muy difícil encontrar puntos flacos. Quizás no se trate de una cocina muy innovadora, pero todo lo que hacen lo hacen muy bien. Los platos son muy completos y el producto, de gran calidad y cocinado al punto. Todo muy bien ejecutado, seguramente “sin prisa”. Acabamos pagando 50 euros por cabeza, cosa que, después de lo que hemos disfrutado, no me parece en absoluto caro. Volverán a verme, de hecho ya pienso en los platos que pediré la próxima vez. En definitiva, un lugar donde quedaremos bien ante cualquier compromiso. Buena reputación más que justificada. Ver restaurante

Kibuka Goya
Critica
Kibuka Goya

Kibuka

Una amiga me recomienda este restaurante japonés de Gracia y, como suelo coincidir con ella en lo que a gastronomía se refiere, decido acercarme. Lo primero que me sorprende del Kibuka es que su aspecto no tiene nada que ver con los restaurantes japoneses a los que estoy acostumbrada. El techo, de vigas, los camareros atienden en castellano porque la mayoría son argentinos y los 3 sushiman que se mueven detrás de la barra, tienen de japoneses lo que yo de top model. Eso sí, en la frente llevan el típico pañuelo que hiciera famoso el señor Miyagi en Karate Kid, aquel que le pedía a Daniel Son que diera cera y después la puliera. Pues bien, éste es el panorama que me encuentro cuando a las 22:30 horas atravieso las puertas del susodicho restaurante después de haber sorteado grupos de amigos y algunas parejitas que aguardan en la calle. El bullicio de dentro y la cola que se ha formado afuera me hacen pensar que tal vez el personal andará un poco nervioso, histérico quizás, pero nada más lejos de la realidad. Una sonrisa por aquí y otra por allá. “Tienen para 45 minutos aunque si quieren ubicarse en la barra, podrían hacerlo ya”, nos dice el encargado que también es argentino. Nos miramos y decidimos sentarnos en la barra, desde donde vemos cómo trabajan los sushimen, que al final resulta que son tan brasileños como Ronaldinho, y comprobamos que, aunque aquí se trabaje a tope, las buenas maneras y la simpatía no se pierden nunca. Nos atiende una camarera que pone el toque oriental al establecimiento porque es el único miembro visible del personal con los ojos rasgados. Nos pasa una carta plastificada de esas que exhiben platos por delante y por detrás y descubrimos entonces un sinfín de propuestas que van desde makis con carne, con pollo, con queso, con mayonesa, vegetarianos, con cangrejo, con o sin picante, a los rollitos japoneses más clásicos. Las combinaciones que elaboran son originales, divertidas y aptas tanto para aquellos paladares que gustan de la comida japonesa auténtica cien por cien, como para aquellos que no pueden con el pescado crudo. Precisamente aquí debe de estar la clave de su evidente éxito -hora después de sentarnos en la barra, todavía sigue entrando gente. Nuestra elección incluye Spicy Maguro Tempura, una especie de atún picante rodeado de una alga rebozada y Ebi Tempura Uramaki, que lleva cangrejo en tempura, huevas de pescado alrededor y mayonesa, impresionante. Continuamos con el Salmón Skin-Uramaki, un rollito hecho con salmón ahumado y piel de ese mismo pescado a modo de relleno y una abundante ensalada de algas (hay de dos tipos) con una salsa que no te cansarías de echar encima. Acompañamos nuestra comida con un crianza de las bodegas Ramón Bilbao, ya que el Protos Crianza que anunciaban no se correspondía. Todo, 30 euros por cabeza. La valoración final no puede ser más que muy positiva, sobre todo después de comprobar la muy correcta relación calidad-precio. Sólo puedo reprochar que la carta de vinos no se correspondiera con lo que se sirve. Ver restaurante