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Bambarol
8 / 10 Critica
Bambarol

De lo mejor de Barcelona en cuanto a relación calidad - precio.

Bambarol es un restaurante de mis preferidos que abrió sus puertas en Bcn en 2013. Desde sus inicios, tuvo muchísimo éxito. Los chefs son los dueños del restaurante, y son ex – jefes de cocina del Saüc Ferrán Maicas y Albert Ferrer. El concepto de la cocina de Bambarol, son tapas y platillos con un toque diferente, con una buenísima relación calidad precio. Para mí, de las mejores de Barcelona! El local de Bambarol es lo más flojo que tiene. No es que sea feo, es nuevo, pero está decorado con poco gusto, la verdad. El servicio de Bambarol es muy bueno, los camareros super simpáticos y divertidos, cada día te cantan los platos del día y repasan contigo la carta. La carta cambia bastante, según la temporada. ESTÁ TODO DE MUERTE!!!!!!!!! Yo he ido mil veces, os pongo aqui los platos que más me gustan y que suelen estar fijos en la carta: Tataki de salmón con aguacate: muuuy bien hecho.Ensaladilla rusa bestial, con el atún aparte, de mucha calidad.Tarta de queso riquísima! : esponjosa, ligera y con mucho sabor.

La Plassohla
Critica
La Plassohla

Ohla Gastronomic Bar

Hacía tiempo que tenía ganas de ir al gastrobar de Xavier Franco, chef estrellado de uno de mis restaurantes favoritos en Barcelona, el Saüc -desde hace cosa de un año también situado en el fantástico Hotel Ohla, justo encima del espacio del que hoy quiero hablar. Ubicado en los bajos del hotel, en plena Via Laietana, el espacio es moderno pero cálido, muy acogedor, y a la hora de comer está inundado de luz natural. La larga barra de madera –desde donde se ve cómo trabajan los cocineros- preside el restaurante, en el que también se puede comer en sus cómodas mesas junto a la cristalera. El servicio, joven y dinámico, trabaja con rapidez y amabilidad y se muestra totalmente predispuesto a hacer de mi almuerzo por lo menos un rato de lo más agradable. Empiezo con las patatas bravas de la casa. Muy buenas, al punto pero a mi gusto –reconozco que quizás soy demasiado crítico con esta especialidad- les falta ‘bravura’. Las croquetas de pollo y bacalao excelentes, especialmente las últimas. Los hatillos de queso resultan un plato ideal para compartir y, con una base de cebolla caramelizada, me parecen muy bien resueltos. Los mejillones a la brasa con salsa marinera frescos, muy muy buenos. Sin duda, Franco apuesta por una cocina inteligente y efectiva. La ración de steak tartar con helado de mostaza dulce es muy pequeña, pero a su favor debo decir que incluso las tostaditas que lo acompañan valen la pena, se nota que detrás de su elaboración hay alguien que sabe de qué va esto de la cocina. Eso sí, no es del todo adecuado para aquellos a quien no les gusta el picante. A la hora de los postres, me decido por las torrijas de Santa Teresa con helado de vainilla. Tardan un poquito en servirlas pero la espera se justifica rápido: no las hacen fritas sino caramelizadas. La acertada variación consigue un resultado sublime. Mientras acabo mi ágape con un café, proceso toda la información. Algunos de los platos me han recordado grandes momentos en otros restaurantes. Las bravas al Bohèmic, los postres al Gresca… Sin llegar a aquel punto de gloria de esos momentos memorables, el Ohla llega muy alto. La relación calidad-precio es óptima. La cuenta sale a 38,40€ (vino incluido), aunque por 30€s se puede comer de maravilla e incluso hay un menú por 22€. Estoy seguro de que repetiré en este gastrobar en el que, doy fe de ello, se sirve alta gastronomía en pequeño formato. Ver restaurante

La Clara
8 / 10 Critica
La Clara

La Clara

El letrero de La Clara reza un escueto “Bar-Tapas-Restaurante” que no engaña a nadie. Nada más entrar me topo con una barra de bar, concurrida y agitada, que paso de largo como si no tuviera nada que ver con el restaurante. El local tiene forma de herradura, así que en cuanto llego al fondo del pasillo, donde la gente charla animadamente mientras engulle algunas tapas, un leve giro me transporta a la parte que realmente me interesa, el restaurante. Está decorado en tonos blancos y negros y un gran espejo preside la pared más grande. También veo una pantalla de televisión. Se nota que es nuevo, o por lo menos que ha sido renovado totalmente hace muy poco y, aunque noto que los dueños han querido impregnarlo de diseño y líneas modernas, a mí me sigue resultando tan acogedor como La Clara de l’Ou, el restaurante que anteriormente ocupaba estas paredes. Sin duda acogedor a la vez que elegante.Por una vez en la vida no me cuesta apenas planificarme la comida. La carta no es muy larga y el milhojas de foie con huevo frito me está llamando a gritos desde que lo he visto. En cambio, la carta de vinos es súper completa. ¡Parece un libro! Ahí voy a tener más problemas. Tomaré el magret de pato con frutos rojos de segundo así que optaré por un tinto joven para acompañarlo. Para ir abriendo boca, pido una ración de pan de coca con tomate, un clásico que no suele fallarme. Me lo traen ipso-facto –confieso que el servicio es de los más rápidos que he visto últimamente –. Supongo que lo de servir tapas rápidas en la sala de al lado influye en el resto de la cocina. Es mi primer contacto con la comida de hoy y sin duda muy acertado. El pan de coca está buenísimo y me recuerda el que probé hace unos días en el Paco Meralgo.Enseguida tengo ante mí el milhojas de foie con huevo frito, o al menos eso me asegura el camarero cuando le pregunto y es que lo que ven mis ojos es algo más parecido al Big Mac de un McDonald’s. Desde luego no tiene el aspecto que me había imaginado pero, como se suele decir: “las apariencias engañan” y esta vez he caído en la trampa. En cuanto le doy el primer mordisco respiro tranquilo: ¡está riquísimo y mi plato queda limpio en menos de cinco minutos!La espera del magret me tiene en vilo. Me preparo para un nuevo choque visual pero, como ya he comentado, el servicio es rápido en La Clara y tampoco tengo tiempo de darle muchas vueltas al asunto. Cuando me sirven el magret compruebo, aliviado, que tiene aspecto de magret y viene acompañado de manzana. Está bueno. Quizá le falta espíritu pero es correcto.Tengo un poco de prisa así que decido saltarme los postres y voy directamente al café mientras intento valorar la experiencia. Cocina correcta a un precio correcto. Pero quiero dejar claro que La Clara no me parece para nada un restaurante más. Creo que es sin duda un lugar a tener en cuenta y donde se puede comer muy a gusto por un precio más que adecuado. Está a un paso de ser un lugar de referencia y para mí es cien por cien recomendable.