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Ca l'Isidre
9 / 10 Critica
Ca l'Isidre

Un clásico de toda la vida que nunca falla.

Ca l'Isidre es un restaurante clásico restaurante de hace más de 40 años situado en el barrio del Raval de Barcelona. Ideal para ocasiones especiales :).rnIsidro Gironès y su familia dirigen este espectacular restaurante desde 1970. Isidro acude todas las mañanas personalemente al mercado de la Boquería a comprar para sus clientes el mejor y más fresco de los productos. rnEn su restaurante se ofrece por ello una de las mejores cocinas de mercado de Barcelona sin lugar a dudas. rnEl local muy muy clásico, elegante pero un poco "carca". No esperéis un lugar cool y con decoración moderna. Todo lo contrario. Por eso, es ideal para ir en pareja, en familia y en comidas de trabajo.rnLa cocina que ofrece Ca l'Isidre es tradicional y de mercado 100%. Producto siempre de la mejor calidad. Ca l'Isidre tiene una bodega bestial, y la repostería de la casa es también increíble. Todo lo que he probado siempre es 10: todos los platos con trufa en temporada, igual con las setas, los canelones son muy famosos.. pescados exquisitos.. todo! Ah! también las croquetas de jamón de jabugo y el atún “Balfegó”.

Bambarol
8 / 10 Critica
Bambarol

De lo mejor de Barcelona en cuanto a relación calidad - precio.

Bambarol es un restaurante de mis preferidos que abrió sus puertas en Bcn en 2013. Desde sus inicios, tuvo muchísimo éxito. Los chefs son los dueños del restaurante, y son ex – jefes de cocina del Saüc Ferrán Maicas y Albert Ferrer. El concepto de la cocina de Bambarol, son tapas y platillos con un toque diferente, con una buenísima relación calidad precio. Para mí, de las mejores de Barcelona! El local de Bambarol es lo más flojo que tiene. No es que sea feo, es nuevo, pero está decorado con poco gusto, la verdad. El servicio de Bambarol es muy bueno, los camareros super simpáticos y divertidos, cada día te cantan los platos del día y repasan contigo la carta. La carta cambia bastante, según la temporada. ESTÁ TODO DE MUERTE!!!!!!!!! Yo he ido mil veces, os pongo aqui los platos que más me gustan y que suelen estar fijos en la carta: Tataki de salmón con aguacate: muuuy bien hecho.Ensaladilla rusa bestial, con el atún aparte, de mucha calidad.Tarta de queso riquísima! : esponjosa, ligera y con mucho sabor.

Sense Pressa
Critica
Sense Pressa

Sense Pressa

Aunque la fama de este pequeño restaurante no se ha extendido hasta el punto que se merece, lo cierto es que ya empieza a ser difícil reservar mesa –supongo que el hecho de que sólo disponga de 9 mesas también influye, claro–. El caso es que yo reservo de una semana a otra para dos personas a la hora de comer. Nada más entrar, me doy cuenta de que es realmente muy pequeño. Incluso así, entre paredes de ladrillo y botellas de vino a la vista, se respira un ambiente tranquilo y agradable. La mayoría de las mesas están ocupadas por ejecutivos. El servicio se muestra muy atento desde el primer momento. Echo un vistazo a la carta de vinos, un dossier que contiene información sobre todas las denominaciones. Muy correcta, ni muy breve ni muy extensa. La carta, esta vez sí, es más bien corta, pero la oferta se completa con algunos platos que nos canta el camarero. Para picar pedimos unas croquetas que resultan ser de las mejores croquetas de restaurante que he probado nunca, y unas alcachofas rellenas de foie, también muy buenas. Como primero –pese a que en la carta se encuentra en el apartado de segundos-, nos decidimos por los pies de cerdo ibérico a la plancha con aceite de trufa. Nos los sirven acompañados con patatas al horno, muy crujientes y gustosos. El otro primero acaba siendo un risotto de “ceps”, perfectamente presentado sobre una base de queso fundido. Espléndido en todo: al punto, nada pastoso y muy cremoso, como debe ser. Como segundo nos decantamos por el cuarto de cordero lechal asado para dos personas, a pesar de mi escepticismo –fruto de la experiencia en otros restaurantes donde lo sirven más bien seco aún siendo su especialidad. La sorpresa, sin embargo, es del todo grata, pues el plato resulta todo un acierto: la espalda, servida en una cazuela de barro, es tierna i crujiente a la vez, realmente buena. El punto y final lo ponen una tarta de manzana caliente y un soufflé de chocolate caliente, que nos sirven en una mini cazuela. Realmente es muy difícil encontrar puntos flacos. Quizás no se trate de una cocina muy innovadora, pero todo lo que hacen lo hacen muy bien. Los platos son muy completos y el producto, de gran calidad y cocinado al punto. Todo muy bien ejecutado, seguramente “sin prisa”. Acabamos pagando 50 euros por cabeza, cosa que, después de lo que hemos disfrutado, no me parece en absoluto caro. Volverán a verme, de hecho ya pienso en los platos que pediré la próxima vez. En definitiva, un lugar donde quedaremos bien ante cualquier compromiso. Buena reputación más que justificada. Ver restaurante