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La Plassohla
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La Plassohla

Ohla Gastronomic Bar

Hacía tiempo que tenía ganas de ir al gastrobar de Xavier Franco, chef estrellado de uno de mis restaurantes favoritos en Barcelona, el Saüc -desde hace cosa de un año también situado en el fantástico Hotel Ohla, justo encima del espacio del que hoy quiero hablar. Ubicado en los bajos del hotel, en plena Via Laietana, el espacio es moderno pero cálido, muy acogedor, y a la hora de comer está inundado de luz natural. La larga barra de madera –desde donde se ve cómo trabajan los cocineros- preside el restaurante, en el que también se puede comer en sus cómodas mesas junto a la cristalera. El servicio, joven y dinámico, trabaja con rapidez y amabilidad y se muestra totalmente predispuesto a hacer de mi almuerzo por lo menos un rato de lo más agradable. Empiezo con las patatas bravas de la casa. Muy buenas, al punto pero a mi gusto –reconozco que quizás soy demasiado crítico con esta especialidad- les falta ‘bravura’. Las croquetas de pollo y bacalao excelentes, especialmente las últimas. Los hatillos de queso resultan un plato ideal para compartir y, con una base de cebolla caramelizada, me parecen muy bien resueltos. Los mejillones a la brasa con salsa marinera frescos, muy muy buenos. Sin duda, Franco apuesta por una cocina inteligente y efectiva. La ración de steak tartar con helado de mostaza dulce es muy pequeña, pero a su favor debo decir que incluso las tostaditas que lo acompañan valen la pena, se nota que detrás de su elaboración hay alguien que sabe de qué va esto de la cocina. Eso sí, no es del todo adecuado para aquellos a quien no les gusta el picante. A la hora de los postres, me decido por las torrijas de Santa Teresa con helado de vainilla. Tardan un poquito en servirlas pero la espera se justifica rápido: no las hacen fritas sino caramelizadas. La acertada variación consigue un resultado sublime. Mientras acabo mi ágape con un café, proceso toda la información. Algunos de los platos me han recordado grandes momentos en otros restaurantes. Las bravas al Bohèmic, los postres al Gresca… Sin llegar a aquel punto de gloria de esos momentos memorables, el Ohla llega muy alto. La relación calidad-precio es óptima. La cuenta sale a 38,40€ (vino incluido), aunque por 30€s se puede comer de maravilla e incluso hay un menú por 22€. Estoy seguro de que repetiré en este gastrobar en el que, doy fe de ello, se sirve alta gastronomía en pequeño formato. Ver restaurante

1902
8 / 10 Critica
1902

El Café Modernista, una terraza única.

Dentro del recinto del Hospital y perteneciente a Grupo Sagardi, El Café Modernista 1902 es un lugar único para disfrutar de una buena terraza y de un espacio único. Con una oferta basada en una cocina tradicional, ofrece varias opciones según la hora del día, cubriendo desde el desayuno hasta la cena. Si el tiempo acompaña, su terraza es agradable para tomar un buen vermut o incluso para comer al estar a los pies del Hospital, en una zona peatonal. En su carta veremos que no falta nada de lo más clásico, parece diseñada en consonancia con el entorno: Ensaladilla Rusa Gilda, la Bomba de la Barceloneta, Croquetas de Jamón y patatas bravas son ideales para la hora del vermut Si buscamos algo más contundente, ir a tomar un Brunch "a la catalana" es casi imprescindible. Hay que aprovechar el formato anglosajón para tomar unos Huevos Estrellados con Jamón Ibérico.El producto es uno de sus grandes fuertes. Elaboraciones que se hacen con producto fresco y de calidad que garantizan un acabado redondo. Sus precios son muy acordes con su oferta.

Sense Pressa
Critica
Sense Pressa

Sense Pressa

Aunque la fama de este pequeño restaurante no se ha extendido hasta el punto que se merece, lo cierto es que ya empieza a ser difícil reservar mesa –supongo que el hecho de que sólo disponga de 9 mesas también influye, claro–. El caso es que yo reservo de una semana a otra para dos personas a la hora de comer. Nada más entrar, me doy cuenta de que es realmente muy pequeño. Incluso así, entre paredes de ladrillo y botellas de vino a la vista, se respira un ambiente tranquilo y agradable. La mayoría de las mesas están ocupadas por ejecutivos. El servicio se muestra muy atento desde el primer momento. Echo un vistazo a la carta de vinos, un dossier que contiene información sobre todas las denominaciones. Muy correcta, ni muy breve ni muy extensa. La carta, esta vez sí, es más bien corta, pero la oferta se completa con algunos platos que nos canta el camarero. Para picar pedimos unas croquetas que resultan ser de las mejores croquetas de restaurante que he probado nunca, y unas alcachofas rellenas de foie, también muy buenas. Como primero –pese a que en la carta se encuentra en el apartado de segundos-, nos decidimos por los pies de cerdo ibérico a la plancha con aceite de trufa. Nos los sirven acompañados con patatas al horno, muy crujientes y gustosos. El otro primero acaba siendo un risotto de “ceps”, perfectamente presentado sobre una base de queso fundido. Espléndido en todo: al punto, nada pastoso y muy cremoso, como debe ser. Como segundo nos decantamos por el cuarto de cordero lechal asado para dos personas, a pesar de mi escepticismo –fruto de la experiencia en otros restaurantes donde lo sirven más bien seco aún siendo su especialidad. La sorpresa, sin embargo, es del todo grata, pues el plato resulta todo un acierto: la espalda, servida en una cazuela de barro, es tierna i crujiente a la vez, realmente buena. El punto y final lo ponen una tarta de manzana caliente y un soufflé de chocolate caliente, que nos sirven en una mini cazuela. Realmente es muy difícil encontrar puntos flacos. Quizás no se trate de una cocina muy innovadora, pero todo lo que hacen lo hacen muy bien. Los platos son muy completos y el producto, de gran calidad y cocinado al punto. Todo muy bien ejecutado, seguramente “sin prisa”. Acabamos pagando 50 euros por cabeza, cosa que, después de lo que hemos disfrutado, no me parece en absoluto caro. Volverán a verme, de hecho ya pienso en los platos que pediré la próxima vez. En definitiva, un lugar donde quedaremos bien ante cualquier compromiso. Buena reputación más que justificada. Ver restaurante