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Isabella's
9 / 10 Critica
Isabella's

Italiano con mucho encanto en Sarriá

Isabella's es un restaurante italiano de Sarriá, al que voy desde hace años y nunca falla: buen ambiente, producto y servicio.El restaurante Isabella’s es muy acogedor, tiene una terraza muy agradable en la calle Ganduxer y está decorado un poco al estilo barroco con candelabros, espejos antiguos, cortinas de terciopelo…El ambiente es bastante selecto, siempre te encuentras gente "guapa" y "fashion". Si os queréis dejar ver, Isabella's es vuestro sitio. En cuanto a la comida, típica italiana de calidad: antipasti, pastas, risottos, pizza... ¡Carnes buenísimas también! No os perdáis la burrata Isabella’s con rúcula y tomate semiseco, el carpaccio de calabacín con mermelada de tomate y piñones y la tagliatta de ternera con parmesano.En cuanto al precio medio: 35-40€/persona.Isabella's: un restaurante italiano en Sarriá, con mucho encanto, ambiente, buenísima calidad e ideal para una comida o cena animada. Perfecto para parejas y cenas de amigos.

Arturo
8 / 10 Critica
Arturo

Auténtico restaurante en Sants

Arturo es un restaurante ubicado en una callecita desconocida de Sants. Es un restaurante de auténtica cocina catalana de mercado. rnLa comida es espectacular: cocina de toda la vida con producto exquisito. Patatas “esparracades” con huevo y ceps, garbanzos con chipirones o con espardenyes, carnes espectaculares...son algunos de los platos típicos de Arturo. rnArturo ofrece también “desayunos de tenedor", de lunes a viernes de 8:30h a 12h: platos que siempre van cambiando pero normalmente podéis encontrar capipota, bacalao, callos, tortillas etc…rnAmbiente super familiar, te atienden los hijos de Arturo, que inició el negocio hace más de 40 años. rnEl local es bastante sencillo, muy normal, pero lo demás (cocina y trato) lo compensan. rnUno de mis preferidos: se come genial, cocina sencilla de calidad 100, local sin pretensiones y trato super familiar y amable.

Sense Pressa
Critica
Sense Pressa

Sense Pressa

Aunque la fama de este pequeño restaurante no se ha extendido hasta el punto que se merece, lo cierto es que ya empieza a ser difícil reservar mesa –supongo que el hecho de que sólo disponga de 9 mesas también influye, claro–. El caso es que yo reservo de una semana a otra para dos personas a la hora de comer. Nada más entrar, me doy cuenta de que es realmente muy pequeño. Incluso así, entre paredes de ladrillo y botellas de vino a la vista, se respira un ambiente tranquilo y agradable. La mayoría de las mesas están ocupadas por ejecutivos. El servicio se muestra muy atento desde el primer momento. Echo un vistazo a la carta de vinos, un dossier que contiene información sobre todas las denominaciones. Muy correcta, ni muy breve ni muy extensa. La carta, esta vez sí, es más bien corta, pero la oferta se completa con algunos platos que nos canta el camarero. Para picar pedimos unas croquetas que resultan ser de las mejores croquetas de restaurante que he probado nunca, y unas alcachofas rellenas de foie, también muy buenas. Como primero –pese a que en la carta se encuentra en el apartado de segundos-, nos decidimos por los pies de cerdo ibérico a la plancha con aceite de trufa. Nos los sirven acompañados con patatas al horno, muy crujientes y gustosos. El otro primero acaba siendo un risotto de “ceps”, perfectamente presentado sobre una base de queso fundido. Espléndido en todo: al punto, nada pastoso y muy cremoso, como debe ser. Como segundo nos decantamos por el cuarto de cordero lechal asado para dos personas, a pesar de mi escepticismo –fruto de la experiencia en otros restaurantes donde lo sirven más bien seco aún siendo su especialidad. La sorpresa, sin embargo, es del todo grata, pues el plato resulta todo un acierto: la espalda, servida en una cazuela de barro, es tierna i crujiente a la vez, realmente buena. El punto y final lo ponen una tarta de manzana caliente y un soufflé de chocolate caliente, que nos sirven en una mini cazuela. Realmente es muy difícil encontrar puntos flacos. Quizás no se trate de una cocina muy innovadora, pero todo lo que hacen lo hacen muy bien. Los platos son muy completos y el producto, de gran calidad y cocinado al punto. Todo muy bien ejecutado, seguramente “sin prisa”. Acabamos pagando 50 euros por cabeza, cosa que, después de lo que hemos disfrutado, no me parece en absoluto caro. Volverán a verme, de hecho ya pienso en los platos que pediré la próxima vez. En definitiva, un lugar donde quedaremos bien ante cualquier compromiso. Buena reputación más que justificada. Ver restaurante